Meditación es la flor, compasión es la fragancia. El asunto básico es el florecimiento de la flor. Meditas y, de repente, un día te haces consciente de un nuevo fenómeno completamente desconocido. Desde tu ser la compasión fluye hacia toda la existencia, sin dirección, sin rumbo fijo, sin lugar a donde ir ni donde quedarse, simplemene siendo, moviéndose hasta los últimos confines de la tierra (Osho).
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